Desde Indonesia A Turquía los Nuevos Descubrimientos Arqueológicos Revelan los Misterios de una Civilización Perdida
Artist's impression of Gunung Padang as it would have looked in antiquity by and courtesy of architect Pon S Purajatnika. |
Artículo de Graham Hancock
Traducido por @MudoZeitgeist para Un Tipo de Traje y Corbata.
“Todo lo que nos han enseñado sobre
los orígenes de la civilización podría estar equivocado,” dice
Danny Natawidjaja, Doctor en Geología, geólogo jefe en el Centro de
Investigación de Geotecnología en el Instituto de Ciencias de
Indonesia. “Las viejas historias sobre Atlantis y otras grandes
civilizaciones perdidas de la prehistoria, largamente ignoradas como
mitos para los arqueólogos, parecen estar probando ser verdad.”
Voy ascendiendo con el Dr. Natawidjaja
la pendiente de una pirámide rodeada de un mágico panorama de
volcanes, montañas y junglas intercaladas con plantaciones de arroz
y té a unos ciento-cincuenta kilómetros de la ciudad de Bandung en
el Oeste de Java, Indonesia.
La pirámide es conocida por la
arqueología desde 1914 cuando las estructuras megalíticas formadas
por bloques de basalto fueron encontradas dispersas entre los densos
árboles y malezas que cubrían entonces la cima. La gente local ha
tenido este lugar como sagrado y lo llaman Gunung Padang, el nombre
que sustenta hasta hoy, y significa “Montaña de Luz”, o “Montaña
de la Iluminación”, en el idioma local Sudanés. La cima, donde
los megalitos fueron encontrados concentrados en cinco terrazas ha
sido usada como lugar de meditación y retiro desde tiempos
inmemoriales, según se les contó a los arqueólogos, y esto sigue
siendo verdad hasta la fecha.
De cualquier forma, ni los arqueólogos
o las personas locales se daban cuenta que la pirámide era una
pirámide. Se creía que era una colina natural, de alguna forma
modificada por la actividad humana, hasta que Natawidjaja y su equipo
empezaron sus estudios geológicos aquí en 2011. Fue entonces que la
cima empezó a ser limpiada y las terrazas megalíticas reconocidas
como antiguas y hechas por la mano humana, pero no se había hecho
ninguna datación por radio carbono y la edad aceptada del sitio - al
rededor de 1,500 a 2,500 a. C. - estaba basada en conjeturas en lugar
de basarse en excavaciones.
La primera datación científica con
radio carbono fue realizada por el mismo Natawidjaja en los suelos
que delimitan los megalitos en la superficie o cerca de ella. La
fechas arrojadas – al rededor de 500 a 1,500 a. C. - estaban muy
cerca a las conjeturas arqueológicas por lo que no causó
controversia. Sin embargo una sorpresa aguardaba a que Natawidjaja y
su equipo extendieran su investigación usando taladros tubulares los
cuales extrajeron núcleos de tierra y roca de niveles más
profundos.
Primero los núcleos taladrados
contenían evidencia – fragmentos de basalto columnar – de
estructuras megalíticas hechas por manos humanas colocadas muy por
debajo de la superficie. Después los materiales orgánicos extraídos
por los taladrados empezaron a dar paso a dataciones cada vez más
antiguas – de 3,000 a 5,000 a. C., luego 9,600 a. C. a la vez que
los taladros llegaban más profundo, después fechas de 11,000 a. C.,
luego, 15,000 a. C. hasta llegar a 22,000 a. C. y anteriores.
“Esto no era lo que mis colegas
arqueólogos del mundo esperaban escuchar,” dice Natawidjaja, quien
obtuvo su Doctorado en Cal Tech en EE.UU. Y a quién le empieza a
parecer que la arqueología es una disciplina completamente a
científica.
El problema es que estas dataciones de
9,000 a. C. y anteriores pertenecen al periodo que los arqueólogos
llaman “Paleolítico Superior” y nos lleva atrás profundamente a
la última era de hielo cuándo Indonesia no era una serie de islas
como lo es ahora sino que era parte del basto sureste del continente
Asiático denominado “Sundaland” por los geólogos.
El nivel del mar era entonces unos 120m
más bajo, enormes capas de hielo de al menos 3 km de profundidad
cubrían la mayor parte de Europa y el Norte de América. Pero las
capas de hielo empezaron a derretir el agua de su interior la cual
fue llenando los océanos y elevando el nivel del mar, sumergiendo
muchas partes del mundo que habían sido habitadas por seres humanos.
En aquel entonces Bretaña estaba conectada con Europa durante la
Era Glaciar (no estaba el Canal Inglés o el Mar del Norte). De la
misma forma en que no había Mar Rojo, Golfo Pérsico, Sri Lanka
estaba unida al sur de la India, Siberia estaba unida a Alaska,
Australia unida con Nueva Guinea – y así sucesivamente. Fue
durante esta época de elevación del nivel del mar, a veces lento y
continuo, otras veces rápido y cataclísmico, que el continente de
la Era Glaciar Sundland fue sumergido dejando sólo la península de
Malasia y las islas de Indonesia como las conocemos en la actualidad
con la altura suficiente para permanecer sobre el agua.
La visión arqueológica establecida
del estado de la civilización humana hasta el periodo de la última
Era Glaciar al rededor de 9,600 a. C. era que nuestros ancestros eran
primitivos cazadores-recolectores incapaces de ninguna forma de
civilización o hazaña arquitectural. En los milenios posteriores la
agricultura sedentaria fue gradualmente desarrollada y perfeccionada.
Al rededor del 4,000 a. C. el incremento en la sofisticación de las
estructuras económicas y sociales, y las crecientes habilidades
organizacionales hicieron posible la creación de los primeros sitios
megalíticos (tales como Gigantija en la isla Gozo en Malta, por
ejemplo) mientras que las verdaderas primeras ciudades emergieron al
rededor del 3,500 a. C. en Mesopotámica y justo después en Egipto.
En las islas Británicas Callanish en las Hébridas Exteriores y
Avebury en el suroeste de Inglaterra, ambas datadas al rededor del
3,000 a. C. y son los ejemplos más antiguos
de verdaderos sitios megalíticos. Se
piensa que la fase megalítica de Stonehenge empezó al rededor del
2,400 a. C. y continuó hasta al rededor de 1,800 a. C.
Dentro de esta bien trabajada y
largamente establecida cronología no hay espacio para ninguna
civilización prehistoria como Atlantis. Pero interesantemente el
filósofo Griego Platón, cuyo diálogo de Timias y Critias contiene
la mención más antigua que haya sobrevivido sobre un fabuloso reino
hundido, data la catastrófica destrucción y hundimiento de
Atlantis por inundaciones y terremotos a “9,000 años antes Solon”
- es decir a 9,600 a. C., el final de la última Era Glaciar. Dado
que los Griegos no tenían acceso al conocimiento científico moderno
sobre la Era Glaciar y su rápida elevación de los niveles del mar
(en ocasiones acompañada de cataclísmicos terremotos causados por
el derretimiento de las capas de hielo las cuales remueven su peso de
las masas continentales) la fecha ofrecida por Platón es, por decir
lo menos, una misteriosa coincidencia.
De cualquier modo, según la visión de
Danny Natawidjaja, esto no es ninguna coincidencia en absoluto. Su
investigación en Gunung Padang le ha convencido que Platón estaba
en lo cierto con respecto a la existencia de una avanzada
civilización en las profundidades de la última Era Glaciar – una
civilización que fue en efecto llevada a su catastrófico final en
medio de inundaciones y terremotos en una época de gran
inestabilidad global entre 10,900 y 9,600 a. C.
Esta época, a la cual los geólogos
llaman el “Dryas Reciente” ha sido largamente reconocida como
misteriosa y tumultuosa. En 10,900 a. C., cuando comenzó, la tierra
había emergido de una Era Glaciar anterior de unos 10,000 años, las
temperaturas globales estaban aumentando sostenidamente y las capas
de hielo se estaban derritiendo. Entonces hubo un súbito y dramático
retorno a condiciones más frías – más frías que el pico de la
Era Glaciar 21,000 años antes. Este corto y profundo enfriamiento
duró por 1,300 años hasta el 9,600 a. C. cuando la tendencia al
calor comenzó de nuevo, las temperaturas globales se dispararon otra
vez y las restantes capas de hielo se derritieron súbitamente
vertiendo toda el agua en su interior a los océanos.
“Es difícil,” dice Natawidjaja,
“imaginarnos como era la vida en la tierra durante el Dryas
Reciente. Fue un periodo realmente cataclísmico de inestabilidad
climática y terribles, y efectivamente terroríficas condiciones
globales. No es de sorprender que muchas especies de animales
grandes, como los mamut, se extinguieran durante estos tiempos y por
supuesto tuvo enormes efectos en nuestros ancestros, no sólo en
aquellos cazadores-recolectores 'primitivos' de los que hablan los
arqueólogos, sino también, creo yo, en una civilización más
avanzada que fue barrida del registro histórico por las conmociones
del Dryas Reciente.”
Lo que ha llevado a Natawidjaja a esta
visión tan radical es la evidencia que él y su equipo han
descubierto en Gunung Padang. Cuando sus taladrados empezaron a dar
paso a dataciones muy antiguas de arcillas rellenando los huecos
entre rocas trabajadas, ellos expandieron su investigación usando
equipos geofísicos – radar de penetración de la tierra,
topografía sísmica y resistividad eléctrica – para obtener un
panorama más claro de lo que yace bajo la tierra. Los resultados
fueron aturdidores, mostrando capas de construcciones masivas usando
los mismo elementos megalíticos de basalto columnar que encontramos
en la superficie, pero con trayectos de enormes rocas basálticas
debajo extendiéndose unos 30m y más debajo de la superficie. A esas
profundidades las dataciones con carbono indican que los megalitos
fuero puesto en el lugar hace más de 10,000 años y en algunos casos
datan de hasta unos 24,000 años atrás.
El basalto columnar se forma también
naturalmente – la famosa Calzada del Gigante en el Norte de Irlanda
es un ejemplo – pero en Gunung Padang ha sido como material de
construcción y está dispuesto en una forma jamás encontrada en la
naturaleza.
“La evidencia geofísica es
inequívoca,” dice Natawidjaja. “Gunung Padang no es una colina
natural, sino que es una pirámide hecha por manos humanas y los
orígenes de la construcción aquí van mucho más atrás del final
de la última Era Glaciar. Ya que este trabajo es masivo incluso en
los niveles más profundos, y da testimonio de la clase de
habilidades de construcción sofisticadas que fueron empleadas para
construir las pirámides de Egipto o los grandes sitios megalíticos
en Europa, solo puedo concluir que estamos en presencia del trabajo
de una civilización perdida y una bastante avanzada.”
“A los arqueólogos no les gustará
eso,” apunto yo.
“¡No les gusta!” admite
Natawidjaja con una triste sonrisa. “Ya he tenido bastantes
problemas con esto. Mi propuesta es sólida, basada en buena
evidencia científica, pero no es una fácil de aceptar. Voy en
contra de creencias profundamente arraigadas.”
El siguiente paso será una excavación
arqueológica a gran escala. “Necesitamos excavar para poder
interrogar nuestros datos remotos y nuestras secuencias de datación
por carbono, y así confirmar o rechazar lo que creemos haber
encontrado aquí,” dice Natawidjaja, “pero desafortunadamente hay
muchos obstáculos en nuestro camino.”
Cuándo le pregunté a qué se refería
con obstáculos, contestó que algunos arqueólogos Indonesios más
antiguos están cabildeando al gobierno en Jakarta para evitar que él
siga adelante con el trabajo en Gunung Padang en las tierras del
sitio que ellos “saben” no data más de 5,000 años y no ven
justificación para alterarlo.
“No niego que los megalitos en la
superficie datan menos de 5,000 años,” Natawidjaja se apresura a
agregar, “pero yo sugiero que fueron puestas ahí porque Gunung
Padang ha sido reconocido desde tiempos inmemoriales como un lugar
sagrado. Son las capas más profundas de la estructura de entre
12,000 a más de 20,000 años de antigüedad las que son más
importantes. Estas tienen implicaciones potencialmente
revolucionarias para nuestro entendimiento de la historia y creo que
es vital que nos sea permitido investigarlas más apropiadamente.”
Gunung Padang no es el único sitio que
levanta tan grandes interrogantes al relato que nos cuentan los
arqueólogos de nuestro pasado. En el otro lado del mundo, en el
sureste de Turquía, otra colina hecha por manos humanas ha sido
excavada durante la pasada década, en esta ocasión por el Profesor
Klaus Schmidt del Instituto Arqueológico de Alemania. El sito,
llamado Gobekli Tepe (que significa “Colina Barriguda” en el
lenguaje Kurdo local) consiste de una serie de inmensos círculos
megalíticos de piedra en la escala de Stonehenge y fue
deliberadamente enterrado (creando la apariencia de una colina) por
antiguas y misteriosas personas que lo hicieron al rededor del 8,000
a. C. Los propios círculos datan de 9,600 a. C., de cualquier modo,
el trabajo más antiguo es el mejor. Al menos veinte círculos más
de una escala similar, identificados por radar de penetración
terrestre, siguen aún enterrados. Algunos de estos, según me contó
Klaus Schmidt cuando visité Gobekli Tepe en Septiembre del 2013, son
posiblemente más antiguos que los que ya han sido excavados.
Con 7,000 años más de antigüedad que
Stonehenge, los megalitos de Gobekli Tepe, así como los
profundamente sepultados megalitos de Gunung Padang significan que la
linea de tiempo de la historia enseñada en nuestras escuelas y
universidades durante la mayor parte de los últimos cien años ya no
se sostiene. Empieza a parecer como si la civilización, así como
argumenté en mi controversial bestseller de 1995 “Fingerprints of
the Gods,” es de hecho más antigua y más misteriosa de lo que
pensamos.
En esencia lo que propuse en aquel
libro, fue que una civilización avanzada había sido barrida de la
historia y perdida en un cataclismo global al final de la última Era
Glaciar. Sugerí que había habido sobrevivientes los cuales se
asentaron en varias locaciones al rededor del mundo e intentaron
pasar sus conocimientos superiores, incluyendo el conocimiento de la
agricultura, a gente cazadora-recolectora la cual había sobrevivido
también al cataclismo. En efecto hoy en día hay poblaciones de
cazadores-recolectores, en el Desierto de Kalahari por ejemplo, y en
la selva Amazónica, que co-existen con una cultura tecnológicamente
avanzada – Así que no debería sorprendernos que una disparidad
similar entre civilizaciones pudiera haber co-existido en el pasado.
Lo que no pude hacer cuando escribí
“Fingerprint of the Gods,” debido a que la evidencia no estaba
disponible entonces, fue identificar la naturaleza exacta del
cataclismo que había barrido con mi hipotética civilización
perdida, y la ausencia de una “evidencia demoledora” especifica
fue uno de los varios aspectos de mi argumentación que fue
severamente criticada por arqueólogos. Desde 2007, sin embargo,
masas de evidencia científica han salido a la luz y han identificado
mi evidencia demoledora en la forma de un cometa que se rompió en
varios fragmentos los cuales ahora se sabe impactaron la tierra hace
12,980 años. Los impactos (algunos en las capas de hielo en Norte
América, otros en otras partes) causaron inundaciones y maremotos y
levantaron una vasta nube de polvo hacia la atmósfera que envolvió
completamente a la tierra por más de mil años, evitando que los
rayos del luz llegaran a la superficie, y sentado las bases para el
intenso frío del Dryas Reciente.
Creo que es posible que Gobekli Tepe
pueda probar ser el trabajo de los sobrevivientes de la gran
civilización perdida durante el Dryas Reciente (interesantemente los
llamados “orígenes de la agricultura” han sido rastreados por
los arqueólogos hasta la región de Gobekli Tepe y al periodo exacto
de su creación). Pero es a Gunung Padang a donde me enfoco por una
posible e incluso más estupenda confirmación de mi teoría. El
estudio geológico de Danny Natawidjaja ha revelado no solo
construcciones masivas sepultadas y dataciones muy antiguas en Gunung
Padang, sino que también la presencia de tres cámaras secretas, con
una forma tan rectilínea que es muy probable que no sean naturales.
La más grande de estas cámaras se encuentra a una profundidad de
unos 21 a 27m por debajo de la cima de la pirámide y mide
aproximadamente 5m de altura, 13m de largo y unos 9m de ancho.
¿podría ser el fabuloso “Salón de
la Fama” de Atlantis? Si a la excavación geológica del Dr.
Natawidjaja le es permitido proceder, a pesar de los constantes
intentos de evitarlo de los arqueólogos locales, entonces deberíamos
saber la respuesta a esta pregunto, de una forma o de otra, para
finales de 2014.
Nota: GRAHAM HANCOCK está trabajando
en una secuela de “Fingerprints of the Gods,” provisionalmente
llamada “Magicians of the Gods,” que será publicada en Octubre
de 2015 por Coronet en RU, por Saint Martin's Press en EEUU, por
Kadokokawa Shoten en Japón y por Corbaccio en Italia.
Comentarios
Publicar un comentario