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Mostrando entradas de mayo, 2014

El Animal Dentro de la Mujer: La Teoría del Útero Errante

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“Yo no tengo un útero, pero conozco a mujeres que sí. Todo el tiempo, me dicen, 'Lo siento, por andar fuera de quicio, ¡mi útero empezó a moverse al rededor de mi torso desde ayer!' Yo les digo que deberían probablemente ver a un doctor – o al menos a un hechicero – inmediatamente. Suena loca, pero en la Antigua Grecia, esta conversación sería cosa frecuente. Verás, para los Griegos, no había enfermedad más peligrosa para una mujer que cuando su útero erraba espontáneamente al rededor de su cavidad abdominal. Fue una enfermedad que nadie más que el gran filósofo Platón, al igual que Hipócrates, el “padre de la medicina moderna,” describió extensamente. Los médicos Griegos estaban posiblemente obsesionados con el útero. Para ellos, era la clave para explicar por qué las mujeres eran tan diferentes de los hombres, tanto física como mentalmente. Para Hipócrates y sus seguidores, estás diferencias se podían explicar por un “útero errante.” El médico Areteo de Capadoci

¿Por qué Castigar el Sufrimiento?

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A principios del siglo 19 la figura literaria Thomas de Quincey era un consumidor de opio. “Los sutiles poderes alojados en esta poderosa droga,” decía entusiasmado, “tranquilizan todas las irritaciones del sistema nervioso ... estimulan las capacidades de regocijo ... mantienen veinte horas de las energías animales de otro modo estarían en reducción ... O justo, sutil y conquistador opio ... Tú que sólo das estos regalos al hombre; y tú que tienes las llaves del paraíso.” Un paciente mío del infame lado Este de Vancouver lo ponía más claramente: “La razón por la que consumo drogas es por que así no siento los jodidos sentimientos que siento cuando no consumo drogas.” Todos los adictos a las drogas, incluso (o tal vez especialmente) los abyectos y marginados en las calles, buscan en este hábito el mismo paraíso del cual de Quincey se extasiaba: un sentido de confort, vitalidad, y liberación del dolor/sufrimiento. Es una búsqueda en la perdición que pone en peligro su salud

El Sexo Salvador, el Placer Pacificador

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El Dr. James W. Prescott junto con un grupo de colaboradores, se dispuso a investigar sobre los orígenes de la violencia en varias tribus primitivas a mediados de los años 70 encontrando una correlación sorprendente, entre la falta de contacto y cuidados maternos en primera instancia y la posterior represión sexual en la pubertad y la adolescencia con la violencia. Es decir desc ubrió que: a menores cuidados y contacto materno y más represión sexual, más violencia. No recuerdo a qué psicólogo leí que decía: "La frustración es el origen de la violencia..." y esto es completamente cierto en los seres humanos. Lejos de todas las escusas moralistas, la represión sexual en los jóvenes genera madres frustradas que a su vez no tendrán la capacidad de cuidar y dar el contacto necesario a sus hijos manteniendo este ciclo violencia-represión-frustr ación-violencia, por lo general se tiende a culpabilizar a los individuos y se pierde de vista el amplio panorama de fr